Comentario Cine: “Fur”

Versión escrita del comentario de Fur que hice en Los Tenores de Radio UC, el 22/08/07.

La foto que acompaña al comentario se llama “Niño con granada de mano de juguete en Central Park” y fue sacada el año 1962 por Diane Arbus.
El director de La Secretaria, Steven Shainberg, se arriesga con una propuesta peligrosa, al dirigir una película sobre un personaje de la vida real, que no aspira a ser fiel a su biografía. La escogida es Diane Arbus, fotógrafa gringa que le pegó una cachetada en la cara al establishment fotográfico norteamericano, jugándosela por retratar lo que los otros fotógrafos omitían: personas con deformidades físicas, nudistas, mendigos, etc. En la búsqueda por los límites entre belleza y fealdad.
La apuesta de Shainberg no tiene mucho sentido. Dejar de lado la opción de contar de manera fidedigna la historia de una mujer que remeció a su época, cambiándola por una historia de amor imposiblemente-posible al estilo de las teleseries, no sólo es subestimar la vida de Arbus, sino que también habla de un prejuicio ridículo sobre lo que interesa a los espectadores.
Lo anterior no implica que no se puedan hacer películas sobre personajes que no sean biográficas, lo importante es que tengan argumentos que justifiquen la decisión, como lo hace Gus Van Sant en Last Days, donde sin contarnos la vida de Kurt Cobain accedemos a sus estados mentales a través de los espacios y atmósferas. Otro ejemplo es Capote que está más cercana a ser un making off de A Sangre Fría, que un perfil sobre la vida de Truman Capote. En cambio en Fur la meta no queda clara. ¿Nos quieren mostrar a un personaje, su trabajo, a la sociedad de una época? Da lo mismo, porque ninguna se cumple del todo y queda la impresión de que Arbus es sólo un pretexto para contar una rara historia de amor.
Como ocurre con Capote que nos provoca ganas de llegar corriendo a leer A Sangre Fría, lo mínimo que podíamos pedirle a Fur es que nos invite a conocer el trabajo de Diane Arbus, sin embargo sus fotos y el proceso detrás de ellas, es tomado de forma tan superficial que no alcanza a provocar curiosidad. Es tan poca la importancia que le dan a su trabajo, que tuvieron que poner un cartón al inicio de la cinta, en el cual se nos informa que nos van a hablar de una artista importante. Hubiera preferido mil veces que la película me mostrara y me convenciera de eso, y no un cartón piñufle que delata la desconfianza de los realizadores en la claridad de su mensaje.
Con respecto a la pinta de la película, me llamó la atención que no adoptara los códigos estéticos de las fotos de Arbus. Que sea en colores ya me chocó y que el afán por recalcar la rareza esté más cercano al carnaval que a la reflexión, me parece que no calza con el espíritu del trabajo de la fotógrafa.
Las fotos de Diane Arbus, son notables en la capacidad de mostrarnos nuestro terror a lo poco común y de invertir los roles, recalcando la humanidad de quienes no se ajustan a los cánones de apariencia considerados normales, frente a la monstruosidad de quienes no son capaces de aceptarlos. Tal como lo refleja la película Freaks de 1932, cinta que influenció muchísimo el trabajo de la fotógrafa y que es una clase de cómo debió ser Fur.
Sobre la elección de Nicole Kidman para el rol, tibiecita, hace la tarea, pero no se luce y definitivamente Diane Arbus es un personaje para lucirse. Ahora, lo que no puedo entender, por más que le doy vueltas es qué carajo hace ahí Robert Downey Jr. Considerando que no le vemos la cara en gran parte de la película, porque interpreta al hombre lobo que tiene un romance con Arbus, habría sido mucho más intrigante y efectivo que debajo de todo el pelo, se encontrara un actor desconocido.
Fur es una película decepcionante por donde se le mire. El tema, el personaje y el director prometían harto, pero al optar por lo fácil se cayeron. Espero que al menos la película logre que Arbus se ponga de moda, para que otros directores nos entreguen nuevas visiones, ojala más meritorias de la fotógrafa. Por ahora es mejor quedarse con sus fotos.
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