Tu vida está en su punto más alto. Eres el editor de la exitosa revista Elle, tienes buena pinta, te va increíble con las mujeres y puedes darte el gusto de hacer lo que quieras. Pero un día todo se desploma, quedas paralítico, pierdes la capacidad de hablar y tu ojo izquierdo es el único canal que tienes para comunicarte con el mundo.
Esa es la historia de Jean-Dominique Bauby, cuya experiencia inspiró el guión de esta cinta de ficción relatada en primera persona desde su perspectiva, con ironía y sin caer en trucos sentimentaloides. Lo anterior establece un tono de conmovedora sinceridad que paradójicamente termina reforzando el mensaje esperanzador que propone el filme.
En su película anterior, Antes que Anochezca, el director Julian Schnabel a través de la voz del escritor cubano Reinaldo Arenas, ya nos había mostrado su capacidad de crear pequeños momentos de luz en medio de la más terrible oscuridad: la que se produce cuando vivir se convierte en sinónimo de cautiverio. En esa línea, escenas como la de Bauby celebrando el día del padre con sus hijos en la playa, dan sentido al titulo de la película, porque nos revelan la posibilidad de ver una mariposa desde el vidrio empañado de una escafandra.
La Escafandra y la Mariposa.
Desde el otro lado